Como sabéis, desde Kantar estamos llevando a cabo un Barómetro para medir el impacto del COVID-19 en diferentes aspectos de la vida de los ciudadanos. Se trata de un análisis que vamos realizando de manera prácticamente semanal y que nos ofrece una visión de especial interés sobre el impacto que está teniendo esta crisis en aspectos como la economía, la confianza de los consumidores, el gasto de los hogares, el seguimiento de los medios de comunicación y redes sociales, etc.
Hoy me gustaría centrarme en la última ola publicada de nuestro Barómetro, realizada entre el 10 y el 14 de abril, que ofrece datos relevantes sobre el impacto de la crisis en los ingresos de las familias españolas, detectándose ya una clara tendencia hacia la polarización de las percepciones y la realidad evaluada.
Mientras que en la anterior ola de estudio las opiniones se repartían casi a partes iguales entre los que decían haber sufrido ya un deterioro en sus ingresos económicos y los que todavía no habían sido impactados pero esperaban que sucediera (39% y 40% respectivamente), en este tercer periodo de análisis el 47 % de los españoles declara que la situación provocada por el Coronavirus ya ha impactado en los ingresos de su hogar, 8 puntos más que en la ola anterior. Un porcentaje que es superior entre los menores de 55 años, que parecen estar sintiendo este impacto económico de forma más severa que el colectivo de mayores de 55 años.
En esta ola se observa además una fuerte bajada en la proporción de ciudadanos que no se han visto aún impactados pero que creen que esto ocurrirá más adelante: un 29 % de los españoles dice que la crisis todavía no ha afectado a sus ingresos familiares pero esperan que lo haga; en este caso un descenso de 11 puntos porcentuales respecto a la ola anterior. De manera paralela ha crecido 5 puntos el porcentaje de ciudadanos que creen que la crisis del Coronavirus no llegará a afectar a sus ingresos personales (20 %), opinión algo más extendida entre las personas mayores de 55 años.
Como vemos, encontramos tendencias opuestas entre estos dos grandes segmentos de edad. Por un lado, los menores de 55 años, que en olas anteriores ya preveían un deterioro económico en su economía familiar y cuyas previsiones parece que se estarían haciendo efectivas en esta ola; por otro lado, los mayores de 55, que todavía no se han visto tan impactados económicamente, manteniendo opiniones divididas entre los que creen que se verán impactados en un futuro y los que opinan que no. Los motivos de estas tendencias pueden ser variados, pero es posible que con el paso de las semanas un creciente y cada vez más acelerado número de empresas esté haciendo efectivas medidas laborales (ERTE) con un lógico mayor impacto en los segmentos de edades jóvenes e intermedias (el grueso de la población activa de nuestro país) que en el de edades más senior.
Además, existe la posibilidad de que las ya numerosas informaciones que los medios están difundiendo sobre los notables efectos de la crisis en el empleo, el PIB y las previsiones sobre su evolución desfavorable a corto e incluso a medio plazo estén teniendo un efecto psicológico sobre los ciudadanos, con un creciente deterioro de su confianza a la hora de vislumbrar una salida de esta situación ya no solo indemnes frente al virus, sino sin consecuencias negativas para sus bolsillos.
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